¿Alguna ves te ha pasado que se suscita un problema y tienes la idea para resolverlo, pero alguien la sabe también y la dice antes que tu y se convierte en el héroe del momento? yo creo que si.
Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos.
Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta, en nostalgia, en destiempo, en una deuda, en algo pendiente, se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración.
Las palabras que tenemos en mente son decretos, energía emanada, lo que nos define del resto.
Dicen también que el papel aguanta todo, que se puede decir lo que sea, cuando sea, como sea, al costo que sea.
Nuestras emociones nos hacen tener en mente palabras según nuestro estado: de felicidad amor, pasión, haciendo el amor, odio, ira o resentimientos con los demás que no son de nuestro agrado, etc.
Si se trata de ideas que puedan ayudar a mejorar dilas sin temor alguno, solo piensa en el objetivo, no en lo vergonzoso que que puedan pensar los demás.
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