América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 10% más rico de la población concentra más del 50% de la riqueza regional, mientras que el 50% más pobre apenas accede al 10% de los ingresos.
Esta desigualdad no es una casualidad, sino el resultado de un sistema económico que históricamente ha beneficiado a ciertos grupos sociales, consolidando privilegios estructurales, evasión fiscal y bajos niveles de movilidad social. ¿Es posible romper este ciclo?
¿Quiénes Controlan la Riqueza?
Multimillonarios y su crecimiento en la pandemia
Durante la pandemia de COVID-19, los millonarios en América Latina aumentaron su riqueza en un 21%, según el informe 2023 de Oxfam. Mientras millones perdían empleos, las grandes fortunas se duplicaban gracias a activos financieros, inversiones tecnológicas y bienes raíces.
Por ejemplo, Carlos Slim, empresario mexicano, figura entre las 15 personas más ricas del planeta con una fortuna que ronda los $90 mil millones de dólares, gran parte concentrada en sectores como telecomunicaciones y construcción.
¿Cómo se construye esa riqueza?
1. Herencias y concentración patrimonial
Un estudio de la OECD reveló que al menos el 38% de la riqueza de los ultrarricos en Latinoamérica es heredada. Las élites tienden a reproducirse a través de generaciones gracias a estructuras fiscales permisivas y poca regulación al traspaso de bienes.
2. Inversión vs. salario
Mientras el ciudadano promedio depende de un sueldo que muchas veces no supera el salario mínimo vital, los ricos ganan a través de ingresos pasivos: rentas, dividendos, bonos o inmuebles.
3. Evasión fiscal
Se estima que América Latina pierde más de 300 mil millones de dólares al año por evasión fiscal, según el BID. Esto representa recursos que podrían financiar salud, educación o infraestructura.
¿Qué consecuencias tiene esta desigualdad?
Movilidad social baja: Solo el 4% de las personas pobres en América Latina logran ascender a la clase alta en toda su vida (Banco Mundial, 2022).
Educación de baja calidad: La falta de recursos públicos deteriora la educación, perpetuando las condiciones que impiden salir de la pobreza.
Carga impositiva regresiva: Impuestos como el IVA afectan más a los pobres que a los ricos, pues todos pagan lo mismo por productos básicos.
¿Y qué podemos hacer?
Reformas necesarias:
Impuestos progresivos: Gravar más a quienes más tienen y reducir la presión sobre trabajadores y clases medias.
Lucha contra paraísos fiscales: Mayor cooperación internacional para frenar el lavado de capitales y evasión.
Inversión pública estratégica: Educación, salud y acceso al crédito para pymes deben ser prioridad.
Reflexión final
La riqueza no siempre es el resultado del mérito. En América Latina, las condiciones de partida, el acceso a redes de poder y las estructuras fiscales injustas influyen tanto o más que el esfuerzo individual. No se trata de condenar la riqueza, sino de construir un sistema donde todos tengan oportunidades reales de prosperar.