Hay personas especialmente simpáticas, no por lo mucho que saben hablar, sino por la especial capacidad que tienen para hacer hablar a los demás. Cuando los otros dicen algo que a ellos les gusta, demuestran con entusiasmo que están completamente de acuerdo con lo que acaban de escuchar. Si no lo están saben callarse, o cambiar de tema, o afirmar lo contrario pero de una manera tan amable y de un modo tan respetuoso que el interlocutor no se siente humillado ni disminuido. Pero ellos saben que lo que los demás desean es poder hablar, y los dejan hablar, sin ofrecerles resistencia, sino más bien allanándoles el camino de su conversación con preguntas que demuestran interés y con pequeñas y oportunas intervenciones en favor del tema que el otro está tratando.
Ayúdese a Ud. mismo creando una actitud de interés hacia lo que hablan aquellos con quienes entabla conversación.