¿Qué una persona egoísta trató de aprovecharse de Usted? Que le sirva esto de experiencia para tener más prudencia en el futuro, pero no trate de pagarle con la misma moneda porque redundaría en daño de Ud. mismo.
El deseo de venganza trae al cuerpo y al espíritu los mismos males tan graves que ya enumeramos para los que sufren de ira, resentimiento o de odio. ¿Para qué acabar con su salud y su paz, por tratar de amargarle la vida a otro? Dios dijo en la Biblia “Mío es el castigo, y no cedo a otros el poder de tomar venganza”. O es que ¿Creemos que los que hacen el mal se van a quedar sin castigo divino? El salmo 74 lo dice bien claro: “El Señor hará beber hasta la última gota de la copa de la amargura a los que se dedican a obrar el mal”.
Cuando Jesús nos dijo: “Perdonad setenta veces siete”, nos estaba dando con este consejo una receta para no padecer de alta tensión sanguínea, palpitaciones y perturbaciones del corazón, jaquecas, úlceras y arrugas prematuras. Los médicos saben que si se quiere conservar el corazón sano y sin colapsos, es necesario evitar cualquier sentimiento de venganza, porque éstos traen verdaderos debilitamientos cardíacos. Los sentimientos de venganza agotan el cerebro, debilitan el sistema nervioso, desfiguran el rostro y probablemente acortan la existencia. Nuestros enemigos quedarían felices si supieran todo lo que nosotros estamos perdiendo por estar pensando en planes de venganza. Si ya los enemigos nos hicieron muchos males, para que querer aumentar esos males rumiando vengarnos, ¿Si sabemos que el deseo de vengarse nos enferma y nos envejece antes de tiempo?