Que las conversaciones estén llenas de serenidad y sosiego. Una conversación intranquila y preocupada produce estado de intranquilidad en el espíritu. Una Conversación tranquila va produciendo tranquilidad en el alma. Cuando la conversación vaya tomando un giro molesto intente inyectarle ideas tranquilizadoras, y verá cómo se contrarresta la tensión nerviosa. En plena discusión agria, un chiste bien oportuno puede deselectrizar el pesado ambiente. Conversaciones llenas de desaliento a la hora del desayuno pueden dejar un ambiente de tristeza para todo el día, por eso las grandes personalidades salpican de notas alegres sus charlas, desde la primera hora de la mañana, porque esa dosis de optimismo elevará la tónica para toda la jornada. Tener temas agradables y optimistas para la conversación es uno de lostesoros más preciosos para llenar de alegría la vida de los demás. Es importante eliminar de la conversación todas las ideas negativas. Por ejemplo, cuando se está en un grupo, no diga Ud.: “Los anarquistas o los mafiosos se van a adueñar de todo nuestro país”. En primer lugar eso no va a suceder tan fácilmente, y esa sola afirmación ha creado ya una acción depresiva en la mente de todos y le ha perjudicado la digestión del almuerzo de hoy.
Hay que matizar lo negativo que hemos dicho, con algo que alegre la vida. Así por ejemplo el Dr. Jagot se encontró con un enfermo y al verlo pálido le dijo: “Con ese rostro que Ud. tiene…”, y al ver que el otro se asustaba le añadió: “Con ese rostro que Ud. tiene… no va a llegar a los 300 años”. El otro sonrió satisfecho. Las palabras que decimos tienen una acción directa definitivamente sobre nuestros pensamientos, si Ud. va depurando lo que dice, para no hablar sino de lo que es positivo y tranquilizador, llegará el día en que solo pensará en lo que tranquiliza y es positivo. HAY UNA TÉCNICA MUY EFECTIVA PARA LOGRAR UN ESTADO DE ÁNIMO PACÍFICO: es la práctica diaria del silencio. Cada uno necesita un rato al día para el silencio. Hoy tenemos el desastre de que la gente no se amaña con el silencio. Quiere ruido y ruido. Si trabaja en su casa [quiere] tener el transistor a todo volumen. Si está solo: canta, silba, o habla solo, o tiene la cabeza llena de recuerdos y preocupaciones. No tiene un minuto de silencio. Y esto es fatal para la paz del espíritu. Los antiguos tenían una gran ventaja: vivían en un ambiente de silencio. Los bosques, los campos, eran silenciosos. Ahora todo es ruido y esto hace mucho daño a la personalidad. Las repeticiones de los sonidos aunque parezca que ya no nos hacen efecto, siempre nos traen consecuencias dañosas. Cada sonido produce desgaste nervioso. En cambio: el silencio es una práctica curativa, calmante y sana.
El Dr. Vergara, siquiatra de fama nacional, dice que siempre notó que las personas en un ambiente de silencio se curan más fácilmente del sistema nervioso. El silencio trae una sensación de descanso que se convierte en verdadera terapia para calmar los nervios. ¿Ha tratado Ud. de procurarse silencio? ¿O sus recreaciones tienen que ser necesariamente en medio del ruido? ¿Sabe lo que es un paseo campestre a gozar del solemne silencio de la naturaleza? ¿Tiene ciertos ratos del día que son para encerrarse en el silencio de una habitación a pensar, a meditar? ¿Sale a la azotea de la casa a contemplar un arrebol, a mirar a lo lejos sin fijar los ojos en nada (practica esta que a la vez le trae un enorme bien a sus ojos) o a contemplar un cielo estrellado en una noche hermosa? Está Ud. llenando de paz, su espíritu en aquella soledad, porque el silencio es de lo más enriquecedor que existe.
Los poetas, lo santos, los grandes artistas, gozaban del silencio. Contemplar el mar en sus vaivenes, lanzar sus ojos hasta donde se pierde el horizonte; y ésta alegre soledad bañaba de paz su alma, y el goce exquisito de la contemplación de estas bellezas de la naturaleza quedaba como un recuerdo precioso en su memoria, para irse a refugiar allí cuando la vida los llenara de pesares.