La vida es demasiado corta para que Ud. la malgaste recordando tristezas del pasado o temiendo desgracias del futuro. Busque todo lo que estimule sanamente la alegría: la música, el arte, las lecturas estusiasmantes [motivantes], la religión, las buenas amistades, las ideas optimistas, los paseos, las noticias positivas que traigan alegría al espíritu, los recuerdos gratos. Recuerde que con los animales compartimos la seriedad y hosquedad, pero con Dios compartimos la alegría y el buen humor. La esperanza produce alegría. Cuando uno piensa en aquellas formidables noticias que trae la Biblia para los amigos del señor: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó algo, algo semejante a lo que Dios tiene preparado para los que lo aman (1 Cor 2,9), y en esa otra promesa maravillosa de Jesús: “Me voy a preparar un sitio para mis amigos, y cuando os haya preparado un sitio vendré y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estén también mis amigos”. ¿Quién no va a sentir alegría ante tamañas buenas noticias?La alegría tiene sus enemigos como por ejemplo el tenerse lástima, el vivir dándose “pésames”. El pesimismo que lleva a pensar que lo que tiene que suceder será siempre lo peor. La envidia: sentir tristeza por el bien ajeno, etc.
Pero tiene también sus aliados y colaboradores, como son por ejemplo el consagrarse al trabajo con dedicación y entusiasmo, el descubrir y apreciar los propios valores y cualidades; el saber descansar a tiempo. El convencerse de que la vida está todavía esperando algo importante de nosotros; que todavía podemos hacer muchas cosas buenas y que sí las vamos a hacer. El saber que somos útiles y que no estamos ocupando inútilmente un puesto en la humanidad”, etc.Estas ideas salvaron la vida de uno que iba a suicidarse. Un amigo le dijo: “Mira, la vida todavía está esperando algo importante de ti, y todavía puedes hacer muchas cosas buenas en favor de los demás”. Le gustó saber esto y abandonó la idea del suicidio.