No dedique tiempo a lamentarse o a contar a otros sus males. Uno d cada cien lo compadecerá, pero los otros 99 lo despreciarán. El tiempo que iba a emplear en las soluciones y en pedir a Dios luces y fuerzas. Eso sí le aprovecha. Si cree que dios puede ayudarle y quiere ayudarle, verá resueltos los problemas que le parecían imposibles de resolver. Un gran remedio para alejar la tristeza y atraer la alegría es trabajar.
Los grandes triunfadores emplearon trabajando y estudiando, el tiempo que los fracasados emplearon en quejarse en dormir y perecear. Un joven preguntó a un sabio anciano: ¿Qué debo hacer para llegar al éxito?” y el sabio le respondió: “Cuando deseas aprender algo bueno, apréndelo en la primera oportunidad. No esperes a que todos los detalles sean favorables, porque si eso espera, jamás empezarás. Y una vez empezada una buena obra dedícate a ese trabajo como si fuera el único y el más importante de tu vida”. Glandstone, por cuatro veces jefe del gobierno inglés, repetía: “La mejor manera de descansar es cambiar de trabajo”; y a los 80 años trabajaba con entusiasmo. El trabajo ha convertido a seres miserables en personas admirables. Franklin decía: “El trabajo me hizo subir de la indigencia a la opulencia”. Es difícil encontrar en toda la historia un verdadero triunfador que no haya sido al mismo tiempo un gran trabajador. Edison trabajaba 18 horas diarias y exclamaba: “La vida es tan corta que si no la aprovechamos hasta el máximo se nos pasa y no logramos lo que anhelamos”.